miércoles, 28 de enero de 2009

TRAICIÓN


Mí querido compañero de armas:

Te escribo esta carta desde un sitio en el que ya sólo

hay paz.

Echo de menos las noches en las que a la temblorosa

luz de las velas, diseñábamos la estrategia perfecta

para derrotar a nuestros invasores.

Echo en falta aquellos tiempos en los que combatíamos

las frías noches encendiendo un fuego mágico en

nuestra tienda de campaña.

¡Cómo nos compenetrábamos! Tú, previsor en racionar

las provisiones; yo, con la cantimplora siempre llena

de agua.

Siempre me mirabas con orgullo y me contabas cómo

derrotaríamos a todos nuestros monstruos, luchando

espalda contra espalda.

Tú, la espada siempre afilada; yo, el escudo,

intentando que las heridas no me dejaran marcas y

además, siempre protegiéndote.

En cierta ocasión me mutilaron…esos días estabas

distraído no sé si por mi dolor o porque no podía

luchar a tu lado. He de agradecerte que siempre

limpiaras mis heridas, y también la ilusión que

mostrabas y la sonrisa que se dibujaba en tu rostro

cuando entonaba nuestro himno.

En nuestras noches nos preguntábamos cómo moriríamos.

No sé por qué me fié… Siempre exhibí frente a ti las
cicatrices que otros compañeros me dejaron.

Pero, mi amor, jamás pensé que tú llevabas la bala que

pondría fin a mis días…

martes, 27 de enero de 2009

El reflejo

Me miré en el espejo pero no encontré mi imagen. Enfrente tenía el reflejo de una mujer que, aunque era mayor, repétía como un momo todos mis movimientos. Todos excepto la sonrisa. No me gustó. Era un alma sin cuerpo o un cuerpo sin alma. Aun así me resultó familiar, esa cara la había visto antes sin duda...Miré el reloj. Debía darme prisa, mis amigos me esperaban en el Nunca Jamás...

lunes, 26 de enero de 2009

Porque sueño, yo no lo estoy


Porque sueño, yo no lo estoy, porque sueño, sueño, porque me abandono por las noches a mis sueños, antes de que me deje el día. Porque no amo, porque me asusta amar, ya no sueño, ya no sueño. Ya no sueño, ya no sueño, ya no sueño, ya no sueño. A ti, la Dama, la audaz melancolia que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciendolas al tedio, tú que atormentas mis noches cuando no sé qué camino de mi vida tomar, te he pagado cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de una sombra de la mentira que tu misma me habías obligado a oir. Y la blanca plenitud no era como el viejo interludio, y sí una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad. E iré a descansar, con la cabeza entre dos palabras, en el valle de los avasallados.


L'avalé des avales de Réjean Ducharme

martes, 13 de enero de 2009

ALTER EGO



Mi privilegio es saber que yo no sólo soy yo, sino que también soy ella.
Mi condena es saber que yo no sólo soy yo, sino que también soy ella.
Yo y ella, ella y yo, yo soy ella, ella es yo. Yo siempre quise ser ella…
Hoy, de la oscura oquedad de la locura parto firme hacia la luz. Por fin sueño…

lunes, 12 de enero de 2009

TE ESPERO AMOR


Era miércoles, un miércoles día tres…Comenzaba el frió, el viento, el color marrón, el color amarillo…era otoño.
No me hubiera enterado de lo ocurrido si no hubiera leído el periódico aquel día. Extraña manía de leer esas hojas que publican hacia el final llenas de apenados esposos, hijos, sobrinos, nietos y demás familia. Nunca nadie les olvida, o eso dicen, o eso publican.
Mi nombre no sale en tu esquela, ¿es por ello decirte que puedo olvidarte?
Leí tu nombre mientras fumaba mi querido Lucky tumbada en el sofá. De fondo el ruido de la televisión con las noticias matinales siempre lejos de mi realidad.
Intentare explicar como me sentí…Difícil, pues no salieron las lágrimas. No salió la tristeza. Sólo me conecte a ti, por eso que nos une, al cual podemos llamar el cordón neuronal.
Pensé en la muerte más allá del fin de la vida, me imagine como viste el túnel.
¿Qué voz te llamo que la seguiste a ella y no te quedaste aquí conmigo?
Siempre hay algo más fuerte que uno mismo. Está vez me habían ganado el pulso, aunque me quedare sin saber quién fue.
Me encantaría que me contaras si es verdad que se ven todas las imágenes de la vida pasar como un álbum de fotos el cual pasa rápido sin detenerte demasiado en ninguna imagen. Visualizar para olvidar. Nunca más vivirás nada de eso.
Leer tu esquela me hace ver mi álbum de fotos contigo, pero me detengo en una, y se proyecta como una imagen de una película. Lo recuerdo perfectamente, nosotros años atrás en una fecha tal como la de hoy, en un parque tumbados, describiendo nuestra muerte.
Me pediste ir a tu velatorio serena, vestida de negro como acostumbraba, falda o vestido, medias oscuras, zapatos de tacón relucientes, los mejores zapatos resaltaste, estilizando mis piernas, aunque lamentablemente ya no son como antes.
La pamela y el pañuelo negro. La “no viuda” que aun te podía oír aunque tu ya no hablaras.
Busqué mi conjunto, me maquillé, quería que también te sintieras orgulloso de mi en ese momento, quería que donde estuvieras pensaras que aun me miran los hombres pero que también me siguen mirando las mujeres.
Ya salía por la puerta, tu misa homenaje empezaba a las diez, eran las ocho menos cuarto. Cogí un taxi, quería verte antes de que despidieran entre sollozos y palabras de Dios.
Tu habitación, la número veintiuno. Ya estaba enfrente de ella apunto de terminar de abrir la puerta. Tomé aire, mis nervios empezaban a aflorar.
Entré no muy decidida y se hizó un momentáneo silencio mientras observaban mi atuendo. Y… ¿Quién era ella?, no había mucha gente pero probablemente yo había escuchado alguna historia de la mayoría, pero muy pocos habían oído hablar de mí.
Sabías como hacerme crecer.
Me dirigí a aquella ventana donde podría verte por última vez…Ya no eras negro, ya no eras tú, nariz de cera y el velo blanco que te tapaba la cabeza, pero no cortaba el cordón. Llore, llore de rabia, no me avisaste del último beso, ahora ya no podía dártelo.
Me quede mirándote, sin tiempo, pero dos mozos de traje cerraron las cortinas de la ventana. Aquí se acababa, te encerraban y se te llevaban.

Esperé a salir la última. Hoy tu eras el pastor, donde quiera que te llevaban te seguíamos aquellos que te quisimos alguna vez.
Me senté en el último banco, observando quien fue a tu despedida, había alguno y alguna que te lloraba más que la mayoría, sabia que a ellos es a quien menos querías.
Llego el sacerdote, nos puso en pie y exculpo a dios de llevarse un cuerpo joven, que va a decir él…
Comento tu última voluntad y comenzó a sonar esa música, el canon…cuando conseguí que se bajara la piel de gallina, mire al banco de la primera fila, allí se encontraba verdaderamente quien mejor te conocía.
Sentí el calor, la ansiedad esa de la que tantas veces te hablaba, se me deslumbro la vista y me derrumbe, seguía oyendo el canon, y vi al ángel, esa herencia que tanto te pedía, pensé que tu me hiciste desmayarme para comunicarme que era mío y darme el ultimo beso.
Cuando me incorpore, estaba a punto de acabar la canción, mi parte favorita…pero ahora eras tu el que estaba sentado en el ultimo banco.
Eras tu el que iba de negro, con tus gafas, y tu aroma…puedo olerte.
Y soy quien vuelve para contarte que, no visualizas todas las imágenes de la vida, visualizas aquellas imágenes que te hicieron sentir viva.
No oyes a Dios ni a san Pedro llamándote, solo oyes tu canción favorita.
No tienes miedo a perder tu vida, tienes miedo a perder a quien te hace vivir.
Y no ves una luz en un túnel, ves aquello que siempre quisiste y nunca pudiste tener.
Ahora no me arrepiento de no darte el último beso. Te espero en la siguiente vida para darte de nuevo el primero, el primer beso siempre es el que nunca se olvida.